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24 de noviembre 2024
XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (AÑO B) - CRISTO REY
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RACCONTO
La historia cuenta que un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino y luego se escondió para ver si alguien la quitaba.
Algunos de los comerciantes y cortesanos màs adinerados del reino pasaron por allí y simplemente rodearon la roca sin intentar moverla.
Muchos culparon al rey de no mantener los caminos despejados, pero ninguno intento moverla.
Cierto día, pasó por allí un campesino con su carreta cargada de verduras, al aproximarse y ver la roca, bajó la carga que traía y con su carro y los caballos trato de moverla hacia un lado del camino. Después de mucho trabajo logró moverla y despejar el camino.
Mientras recogía su carga de vegetales, notó que en el lugar donde estaba la roca había una bolsa que contenía una gran cantidad de monedas de oro y una nota del Rey que decía: Las monedas de oro son para la persona, que logre mover la piedra del camino.
El obstàculo que para muchos era un impedimento para seguir adelante, para el campesino solo fue una oportunidad de demostrar que nada puede entorpecer el camino de nuestra vida. Con sabiduría y coraje hizo lo que otros jamàs hubieran hecho.
“En el transitar por esta nos encontramos con muchos obstàculos, si los enfrentamos con una actitud correcta y no tratamos simplemente de evitarlos, aprenderemos a ser sabios y valientes, y a su tiempo recibiremos el premio oportuno, como le ocurrió al campesino”
obstàculosoportunidadresponsabilidadcompromiso
inviato da Qumran2, inserito en fecha 01/02/2018
RACCONTO
Josè Real Navarro, Erase una vez... Cuentos para educar en valores cristianos
Un día, estaba un niño jugando a la pelota dentro de su casa. Su madre se lo tenía prohibido, pero como no estaba, èl hacía lo que quería. Hasta que pasó lo que tenía que pasar. Con el balón, rompió el jarrón preferido de su madre. Cuando èsta vino a casa, el ni-ño le dijo una mentira para librarse del castigo. Le dijo que había sido su hermano pequeño, que gateando por el suelo lo había ro-to. La madre se enfadó muchísimo. Recogió las piezas rotas, e intentó recomponerlo.
Estaba tan disgustada, que se le olvidó sacar la comida del homo y se le quemó. Cuando llegó el padre a casa, no había nada para comer Después de discutir con ella por este motivo, se marchó irritado a comer al bar de la esquina.
Por culpa de su enfado, trató de malas maneras al camarero que le estaba sirviendo. El pobre camarero se puso muy nervioso por esto, y sin querer, derramó sobre una señora una taza de café manchàndole todo el vestido.
La señora cogió su coche y se marchó llorando a casa para cambiarse de ropa. Pero lloraba tanto que no veía bien el camino. Y sin darse cuenta, golpeó a un coche que estaba parado en un semàforo. El dueño del coche salió muy enfadado, y después de discutir y tomarse los datos para arreglar el golpe, se marchó muy disgustado a su trabajo.
Era maestro y casualmente tenía como alumno al que había roto el jarrón. Cuando entró en clase, estaba de muy mal genio. Le pa-reció oír hablar a alguien y castigó al primero que se le ocurrió, y fue precisamente al niño que lo había iniciado todo.
Sin saberlo este niño, al desobedecer a su madre y mentirle, había iniciado una cadena de enfados y discusiones. Y ahora estaba sufriendo las consecuencias de lo que èl inició.
«El mal, como las procesiones, vuelve a su punto de partida.»
mentirasresponsabilidadiramalobuenoperdónresentimiento
inviato da Qumran2, inserito en fecha 18/10/2016