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RACCONTO

1. La cadena sin fin

Josè Real Navarro, Erase una vez... Cuentos para educar en valores cristianos

Un día, estaba un niño jugando a la pelota dentro de su casa. Su madre se lo tenía prohibido, pero como no estaba, èl hacía lo que quería. Hasta que pasó lo que tenía que pasar. Con el balón, rompió el jarrón preferido de su madre. Cuando èsta vino a casa, el ni-ño le dijo una mentira para librarse del castigo. Le dijo que había sido su hermano pequeño, que gateando por el suelo lo había ro-to. La madre se enfadó muchísimo. Recogió las piezas rotas, e intentó recomponerlo.

Estaba tan disgustada, que se le olvidó sacar la comida del homo y se le quemó. Cuando llegó el padre a casa, no había nada para comer Después de discutir con ella por este motivo, se marchó irritado a comer al bar de la esquina.

Por culpa de su enfado, trató de malas maneras al camarero que le estaba sirviendo. El pobre camarero se puso muy nervioso por esto, y sin querer, derramó sobre una señora una taza de café manchàndole todo el vestido.

La señora cogió su coche y se marchó llorando a casa para cambiarse de ropa. Pero lloraba tanto que no veía bien el camino. Y sin darse cuenta, golpeó a un coche que estaba parado en un semàforo. El dueño del coche salió muy enfadado, y después de discutir y tomarse los datos para arreglar el golpe, se marchó muy disgustado a su trabajo.

Era maestro y casualmente tenía como alumno al que había roto el jarrón. Cuando entró en clase, estaba de muy mal genio. Le pa-reció oír hablar a alguien y castigó al primero que se le ocurrió, y fue precisamente al niño que lo había iniciado todo.

Sin saberlo este niño, al desobedecer a su madre y mentirle, había iniciado una cadena de enfados y discusiones. Y ahora estaba sufriendo las consecuencias de lo que èl inició.

«El mal, como las procesiones, vuelve a su punto de partida.»

mentirasresponsabilidadiramalobuenoperdónresentimiento

inviato da Qumran2, inserito en fecha 18/10/2016

PREGHIERA

2. María, Madre de la esperanza

Juan Pablo II, Ecclesia in Europa

María, Madre de la esperanza,
¡camina con nosotros!

Enséñanos a proclamar al Dios vivo;
ayúdanos a dar testimonio de Jesús,
el único Salvador;
haznos serviciales con el prójimo,
acogedores de los pobres, artífices de justicia,
constructores apasionados
de un mundo màs justo;
intercede por nosotros que actuamos
en la historia
convencidos de que el designio
del Padre se cumplirà.

Aurora de un mundo nuevo,
¡muéstrate Madre de la esperanza
y vela por nosotros!

Vela por la Iglesia en Europa:
que sea trasparencia del Evangelio;
que sea auténtico lugar de comunión;
que viva su misión
de anunciar, celebrar y servir
el Evangelio de la esperanza
para la paz y la alegría de todos.
Reina de la Paz,

¡protege la humanidad del tercer milenio!

Vela por todos los cristianos:
que prosigan confiados por la vía de la unidad,
como fermento
para la concordia del Continente.

Vela por los jóvenes,
esperanza del mañana:
que respondan generosamente

a la llamada de Jesús;

Vela por los responsables de las naciones:
que se empeñen en construir una casa común,
en la que se respeten la dignidad
y los derechos de todos.

María, ¡danos a Jesús!
¡Haz que lo sigamos y amemos!
Él es la esperanza de la Iglesia,
de Europa y de la humanidad.

Él vive con nosotros,
entre nosotros, en su Iglesia.
Contigo decimos
«Ven, Señor Jesús» (Ap 22,20):
Que la esperanza de la gloria
infundida por Él en nuestros corazones
dé frutos de justicia y de paz.

Maria

inviato da Qumran2, inserito en fecha 22/08/2006

PREGHIERA

3. Oración para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe

Santo Padre Benedicto XVI, Santo Padre Benedicto XVI

Señor Jesucristo,
Camino, Verdad y Vida,
rostro humano de Dios
y rostro divino del hombre,
enciende en nuestros corazones
el amor al Padre que està en el cielo
y la alegría de ser cristianos.

Ven a nuestro encuentro
y guía nuestros pasos
para seguirte y amarte
en la comunión de tu Iglesia,
celebrando y viviendo
el don de la Eucaristía,
cargando con nuestra cruz,
y urgidos por tu envío.

Danos siempre el fuego
de tu Santo Espíritu,
que ilumine nuestras mentes
y despierte entre nosotros
el deseo de contemplarte,
el amor a los hermanos,
sobre todo a los afligidos,
y el ardor por anunciarte
al inicio de este siglo.

Discípulos y misioneros tuyos,
queremos remar mar adentro,
para que nuestros pueblos
tengan en Ti vida abundante,
y con solidaridad construyan

la fraternidad y la paz.

Señor Jesús, ¡Ven y envíanos!

María, Madre de la Iglesia,
ruega por nosotros.
Amén.

Jesucristo misioneros

inviato da Qumran2, inserito en fecha 22/08/2006

TESTO

4. Oración para el tercero año de preparación del Gran Jubileo del 2000

Juan Pablo II, Juan Pablo II

1. Bendito seas, Padre,
que en tu infinito amor
nos has dado a tu Hijo unigénito,
hecho carne por obra del Espíritu Santo
en el seno purísimo de la Virgen María
y nacido en Belén hace dos mil años.
Él se hizo nuestro compañero de viaje
y Dio nuevo significado a la historia,
que es un camino recorrido juntos
en las penas y los sufrimientos,
en la fidelidad y el amor,
hacia los cielos nuevos y la tierra nueva
en los cuales Tú,

vencida la muerte, seràs todo en todos.

¡Gloria y alabanza a ti, Santísima Trinidad,

único y eterno Dios!

2. Que por tu gracia, Padre, el Año jubilar
sea un tiempo de conversión profunda
y de gozoso retorno a ti;
que sea un tiempo de reconciliación entre los hombres
y de nueva concordia entre las naciones;
un tiempo en que las espadas se cambien por arados
y al ruido de las armas le sigan los cantos de la paz.
Concédenos, Padre, poder vivir el Año jubilar
dóciles a la voz del Espíritu,
fieles en el seguimiento de Cristo,
asiduos en la escucha de la Palabra

y en el acercarnos a las fuentes de la gracia.

¡Gloria y alabanza a ti, Santísima Trinidad,

único y eterno Dios!

3. Sostén, Padre, con la fuerza del Espíritu,
los esfuerzos de la Iglesia en la nueva evangelización
y guía nuestros pasos por los caminos del mundo,
para anunciar a Cristo con la propia vida
orientando nuestra peregrinación terrena
hacia la Ciudad de la luz.
Que los discípulos de Jesús brillen por su amor
hacia los pobres y oprimidos;
que sean solidarios con los necesitados
y generosos en las obras de misericordia;
que sean indulgentes con los hermanos

para alcanzar de ti ellos mismos indulgencia y perdón.

¡Gloria y alabanza a ti, Santísima Trinidad,

único y eterno Dios!

4. Concede, Padre, que los discípulos de tu Hijo,
purificada la memoria y reconocidas las propias culpas,
sean una sola cosa para que el mundo crea.
Se extienda el diàlogo
entre los seguidores de las grandes religiones
y todos los hombres descubran la alegría
de ser hijos tuyos.
A la voz suplicante de María,
Madre de todos los hombres,
se unan las voces orantes
de los apóstoles y de los màrtires cristianos,
de los justos de todos los pueblos
y de todos los tiempos,
para que el Año santo sea para cada uno
y para la Iglesia

causa de renovada esperanza y de gozo en el Espíritu.

¡Gloria y alabanza a ti, Santísima Trinidad,
único y eterno Dios!

5. A ti, Padre omnipotente,
origen del cosmos y del hombre,
por Cristo, el que vive,
Señor del tiempo y de la historia,
en el Espíritu que santifica el universo,
alabanza, honor y gloria
ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

"Dios padre"

inviato da Qumran2, inserito en fecha 22/08/2006

PREGHIERA

5. ¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

Juan Pablo II, Oración para el año dedicado al Espíritu Santo

Espíritu Santo, dulce huésped del alma,
muéstranos el sentido profundo del gran jubileo
y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con fe,
en la esperanza que no defrauda,

en la caridad que no espera recompensa.

Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios,
memoria y profecía de la Iglesia,
dirige la humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret
el Señor de la gloria, el Salvador del mundo,

la culminación de la historia.

¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

Espíritu creador, misterioso artífice del Reino,
guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones
para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio
y llevar a las generaciones venideras

la luz de la Palabra que salva.

Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo,
ven y renueva la faz de la tierra.
Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad,
para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento

de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.

¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia,
haz que la riqueza de los carismas y ministerios
contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo,
y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados

colaboren juntos en la edificación del único reino de Dios.

Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz,
suscita solidaridad para con los necesitados,
da a los enfermos el aliento necesario,
infunde confianza y esperanza en los que sufren,

acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.

¡Ven, Espíritu de amor y de paz!


Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón,
orienta el camino de la ciencia y de la técnica
al servicio de la vida, de la justicia y de la paz.
Haz fecundo el diàlogo con los miembros de otras religiones,

y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.

Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne
en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha,
haznos dóciles a las muestras de tu amor
y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos

que tú pones en el curso de la historia.

¡Ven, Espíritu de amor y de paz!

A ti, Espíritu de amor,
junto con el Padre omnipotente
y el Hijo unigénito,
alabanza, honor y gloria
por los siglos de los siglos. Amén.

inviato da Qumran2, inserito en fecha 22/08/2006